Copas menstruales
Aunque nada publicitada, la primera copa menstrual que se
patentó fue la de Lestkr Goodard en 1932, muy parecida a las copas actuales
pero fabricadas en caucho vulcanizado (con lo que se fabrican las llantas). Las
primeras experiencias no fueron del todo favorables y con poca acogida ya que
la mayoría de mujeres manifestaban incomodidad por su tamaño y por su rigidez y
el material con la que la fabricaban generaba molestia por su peso.
Otros prototipos en látex fueron lanzados posteriormente
con mayor recepción por el público femenino ya que al ser un material flexible
se acomodaba a la anatomía de la vagina, pero su rechazo se hizo sentir en las
mujeres alérgicas a este material.
No fue sino hasta principios de los años noventa del
siglo pasado cuando se encontraron alternativas diferentes para la fabricación
de las copas, como el silicón quirúrgico porque no se conocen alergias
asociadas a este material, siendo además resistente, permite una gran
flexibilidad para su manipulación al momento de insertar y extraer de la vagina,
así mismo soporta altas temperaturas, lo que favorece la limpieza y
esterilización por medio del calor húmedo y hervor.
¿Qué es la copa menstrual?
Es un recipiente en forma de copa o embudo que se inserta
en la vagina con el fin de contener el flujo menstrual.
La diferencia con los tampones o toallas sanitarias es
que éstas son absorbentes y la copa cumple la función de depósito, por lo que
no absorbe la sangre y esta queda contenida en el interior de la copa hasta que
se extrae de la vagina y se vacía el líquido.
Sin miedo a nada
Muchas mujeres no hacen uso de la copa menstrual por
miedo a varios factores y la mayoría de estos se relacionan con la comodidad y
con los derrames, sobre todo si se encuentran en la calle.
Aunque existen varias marcas en el mercado, la mayoría de
estas sólo tiene dos o tres tallas, según edad de la mujer y cantidad de partos
por vía vaginal.
Aunque el canal vaginal puede ser muy diferente en cada
mujer, al ser de silicona y totalmente flexible, la copa se adapta sin
problemas a la anatomía femenina.
Algunas mujeres manifiestan dificultad para introducirla
o retirarla pero esto se debe a cuestiones de práctica y no al diseño de
la copa o la propia anatomía de la vagina ( pasa lo mismo con los tampones).
Lo más recomendable es hablar con alguien que ya la esté
usando y tenga práctica, con el objetivo de aprender más para mitigar las
incomodidades y los propios miedos generados por el desconocimiento.
¿Cómo se usa?
Al igual que la copa, las
manos deben estar completamente limpias antes de iniciar el proceso.
Se toma la copa con ambas
manos y se presiona hasta que el borde anterior y posterior se unan, se dobla
la copa para que consiga una forma de flor.
Sin dejarla desdoblar, se va
introduciendo en la vagina.
Cuando esté completamente
dentro (incluyendo el tallo) se suelta. La copa vuelve a su estado normal,
generando un vacío y sellado, lo que evitará derrames.
Para retirar la copa se debe
presionar un poco en su costado con el fin de permitir la entrada de aire y
facilitar su extracción, que se hace por medio de su tallo.
Según la cantidad de flujo y la situación en la que te
encuentres, la copa se puede vaciar cada 12 horas.
¿Cuál es la más indicada?
Según la marca, los tamaños pueden variar de dos a cuatro
tallas y la elección de ésta dependerá de algunos factores como: edad, número
de partos por vía vaginal, cantidad de flujo menstrual.
La persona que vende la copa menstrual hace un breve cuestionario
para poder recomendar la más apropiada según las necesidades y condiciones.
Independiente a la marca o el diseño, la relación
cantidad/precio resultará favorable si se compara con el gasto de toallas o
tampones.
Según el cuidado que se le dé, la copa puede durar hasta
10 años sin presentar deterioro alguno, por lo que una mujer no tendrá que
comprar más de 4 unidades durante su vida.
¿Dónde comprar?
Existen en el mercado gran cantidad de marcas y de
precios.
En internet se ofrecen una gran variedad de opciones de
colores y diseños, aunque siempre con la misma forma básica.
Las palabras clave para
buscarla son “copa menstrual” o “copa lunar”.
¿Cómo se limpian?
Se hierven para esterilizar
antes de empezar a usarla durante el periodo y cuando termina para guardarla.
Entre cada cambio sólo es
necesario enjuagarla, si se está en la oficina o en un baño público, hay que
vaciar el contenido de la copa en el baño y con una botella de agua enjuagarla
y volverla a colocar en la vagina.
¿Cuánto cuestan?
Van desde los $200.00 pesos
hasta los $1,000.00 y pueden durar hasta 10 años.
No hagas de tu ciclo menstrual una carga para el planeta
Cuando se habla de higiene no sólo se hace referencia a
la personal, también debemos ser conscientes de la limpieza del espacio que
habitamos, ya sea nuestra habitación, la casa, la ciudad o el planeta.
México, por ejemplo, según datos del Instituto Nacional
de Estadística y Geografía (INEGI, por sus siglas en español), para el año 2014
contaba con 16.912.535 mujeres en edad fértil (15-49 años), las cuales, según
estudios realizados por la Organización para la Conservación del Medio
Ambiente, pueden generar anualmente un aproximado de 210 mil toneladas
(210.000.000 kilogramos) en basura correspondiente a toallas y tampones cuya
degradación puede tardar de 500 a 800 años.
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