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Mostrando entradas de enero, 2018

Hacer "nada" sin sentir CULPA

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Il dolce far niente “Il dolce far niente” o ‘lo dulce de no hacer nada’, es una frase que usan mucho en Italia donde el descanso, disfrutar de no hacer nada, es un tema importante. Carrera sin descanso ¿Por qué? ¿Porque hay que “aprovechar” cada minuto del día y estar lo más activo posible?   ¿O qué, de lo contrario, se está “perdiendo el tiempo”? Esa es la creencia que hemos ido construyendo   en estos tiempos, tienes que tener mil actividades todo el tiempo y estar muy ocupado siempre, sin tiempo para nada. Y, por eso mismo, ya es una realidad: quien deja un minuto del día libre para no hacer nada, sin estar activo en alguna cosa es un inútil, un huevón, un vago, una persona que no sabe aprovechar el tiempo. Y por ese afán de ‘aprovechar el tiempo’, se ha perdido la posibilidad de disfrutar en lugar de sufrir cuando no se está en alguna actividad. El placer de no hacer nada…. Y en esos momentos en que tu vida se complica, que tienes

¿Cuál es tu zanahoria?

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“Las ilusiones están hechas para ser perdidas, una a una, como las pompas de jabón... ¿Y si no se tienen ilusiones? Si no tienes ilusiones: ¡invéntalas! Debes tratar de tener siempre muchas ilusiones para que te puedas dar el lujo de perder una cada día.” Pita Amor A veces sentimos que estamos desmotivados, desalentados, vencidos, derrotados, que no hay alicientes que nos hagan seguir adelante, creo que esto nos ha pasado a todos alguna vez o varias, es una sensación horrible, el no saber hacia dónde ir, ni qué queremos, no acordarnos de las cosas que nos hacían felices, ese desasosiego crece cada día, se hace más y más grande, se alimenta de la frustración y de la confusión, de la falta de voluntad y sobre todo de la falta de rumbo, pero... ¿Qué podemos hacer cuando pasa algo así? Alguna vez que me pasó algo así me acordé de una caricatura que veía yo cuando era chica, se trataba de un burro que jalaba una carreta y el conductor para motivar al animal había ama

Tampones

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El primer tampón Los antiguos egipcios inventaron los primeros tampones desechables, hechos con papiro suavizado.  Los griegos los hacían con hebras enrolladas alrededor de un pedacito de madera, según lo describió Hipócrates, hace 25 siglos. Las mujeres romanas usaban lana y las japonesas, papel; en Indonesia, utilizaban fibras vegetales y en África Ecuatorial, rollos de hierbas.  Otros materiales usados para los primeros tampones incluían esponjas y, más tarde, algodón. El tampón moderno fue inventado en 1929 por el Doctor Earle Hass, de los Estados Unidos. La idea se la dio una amiga suya, quien le comentó que usaba una esponja para absorber el flujo vaginal; Haas desarrolló un pequeño tapón de algodón comprimido, que se insertaba mediante dos tubos de cartón para que las mujeres no tocaran y pudieran contaminar el algodón. El material usado, además, permitía desechar el tampón fácilmente en el   WC. Más tarde, Hass registró la marca Tampax para su producto. .